sábado, 23 de noviembre de 2013

Los alamanes y el bautismo del rey Clodoveo

A sugerencia del profesor Abella esbozo en esta nota el papel indirecto de los alamanes en el origen de la monarquía cristiana en la Galia.

Los alamanes aparecen en la Historia en el siglo III, como un conjunto de hombres (Alemannen) desgajados del pueblo suevo. Belicosos y temibles, practicaban una religión pagana que adoraba ciertos árboles, el agua de los ríos, las montañas y los valles, a los que ofrecían sacrificios de caballos e incluso de niños para conseguir el favor de sus dioses Wotan, Donar y Frija. En el siglo V se instalan en la Galia oriental y luchan para extender sus tierras a ambas orillas del Rhin. 









Alamanes y francos renanos tuvieron frecuentes incidentes fronterizos y se multiplicaban los saqueos y las incursiones punitivas. Los francos estaban divididos en dos pueblos vecinos y aliados, los francos renanos o ripuarios que tenían como rey a Sigeberto el Cojo (Sigebert le Boiteux) y los francos salios cuyo rey era Clodoveo (Clovis), quien se decide a ir en socorro de su primo Sigeberto, cuando los renanos sufrieron una verdadera invasión por los alamanes en el año 496. 

Clodoveo, hijo del rey Childerico (Childéric ) I y de la princesa Basina de Turingia, accedió al trono del reino franco salio a la edad de 15 años en el 481, desvinculándose del compromiso con Roma de mantener las fronteras, da inicio a la primera dinastía de reyes de Francia, los merovingios, quienes tomaron su nombre del abuelo de Clodoveo, el gran Meroveo (Mérovée). Los francos eran germanos paganos mientras que la sociedad galo-romana era mayoritariamente cristiana desde el siglo III. El obispo Remigio (Rémi) necesita que los francos sean los protectores de la Iglesia para lo cual ve imprescindible que el rey Clodoveo se convierta al cristianismo, no arriano, por el bautismo. A este fin incita y consigue que Clodoveo se case en el 493 con la princesa borgoñona Clotilde de acendrada fe católica, quien desde el mismo instante de su boda presiona a su marido a que venza las reticencias de aquél, quien:

  • duda de la existencia del Dios de Clotilde al ver morir a su hijo Thierry durante su bautismo
  • es consciente de que su propio bautismo la haría perder el carácter sagrado que los francos le confieren como descendiente de un dios pagano, corriendo de esta forma el riesgo de que parte de su pueblo le abandone
Bajo el peso de esa gran duda, Clodoveo forma un pequeño ejército para socorrer a las tropas de su primo Sigeberto, rey de Colonia, frente al ejército de los alamanes en Tolbiac. Y para disipar su duda Clodoveo implora ayuda a sus dioses al comenzar la batalla. Ésta, sin embargo, degenera en una violenta masacre en la que sus tropas están a punto de ser exterminadas. Desesperado, y constatando que sus dioses le han fallado, implora ayuda al 'Dios de Clotilde' con estas palabras:  

Oh Jesucristo a quien Clotilde proclama hijo del Dios vivo, Tú que se dice concedes ayuda a los que están agobiados y que concedes la victoria a los que esperan en Ti, yo solicito devotamente la gloria de tu asistencia. Si Tú me concedes la victoria sobre mis enemigos y si experimento la virtud milagrosa que el pueblo consagrado a Tu nombre declara haber puesto a prueba, yo creeré en Ti y me haré bautizar en Tu nombre”.


En ese momento, el rey de los alamanes sucumbe por los hachazos a él inflingidos repetidamente con una 'francisca' (hacha de guerra de los francos, de ahí su nombre). Aterrados al presenciar la muerte de su rey, los alamanes huyen despavoridos para evitar los golpes mortales de los francos y se rinden incondicionalmente ante Clodoveo, diciendo: “No dejes que nuestro pueblo perezca, te pedimos gracia. Te pertenecemos desde este momento”. Clodoveo detiene el combate y les perdona la vida sometiéndolos a esclavitud. Alcanzada la paz, regresa para informar a la reina Clotilde que había alcanzado la victoria invocando el nombre de Cristo.


Finalmente, Clodoveo es bautizado en Reims el 25 de diciembre de 496. El obispo Remigio antes de iniciar la ceremonia le dice: "Inclina la cabeza con humildad, quítate tus collares paganos, adora lo que hasta ahora has quemado y quema lo que tú has adorado”. Cuenta la leyenda que el diácono que traía el óleo para el bautismo se quedó atrapado entre la multitud de fieles presentes en el templo y no pudo llegar a tiempo para la unción del rey. Desciende entonces desde el cielo una paloma llevando en el pico el óleo santo, con el que el futuro San Remigio unge al rey de los francos. Este hecho milagroso da origen a la tradición seguida en la catedral de Reims durante 1 300 años en la consagración de los reyes de Francia, simbolizando que el poder del rey viene de Dios.


La conversión de Clodoveo al catolicismo desencadena numerosas consecuencias a nivel político tales como:

  • Creación de la primera entidad política coherente sobre el suelo de Francia
  • Fractura decisiva entre los francos católicos y los visigodos arrianos
  • Reconocimiento de la reputación de Clodoveo por la clase senatorial galo-romana
  • Modificación de la naturaleza del poder real. El bautismo de Clodoveo legalizó su derecho para él y sus descendientes a reinar en nombre de Dios, con lo que queda sellada en Francia la alianza a lo largo de 13 siglos entre el trono (el poder) y el altar (la religión).

MAG

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Averroes y la oportunidad perdida del Islam

Como continuación al comentario que hice en la clase de hoy, no me resigno a dejar de escribir unas líneas para destacar de forma breve la personalidad de quien, si sus ideas llegasen a prosperar, habría posibilitado que no se hubiera llegado a la confrontación entre el Islam y las otras dos religiones monoteístas, ni que el Islam se hubiese quedado descolgado de la evolución de la sociedad humana. Me refiero naturalmente al sabio cordobés Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd, cuyo nombre se latinizó como Averroes (ibn Rushd). 

Nacido en el año 1126, es considerado por muchos como el más importante filósofo musulmán de la Edad Media. Sus conocimientos se extendían a todos los campos del saber: Filosofía, Teología, Derecho, Matemática, Astronomía, Física, Medicina, Poesía. Ejerció como juez y como médico de la corte.

Averroes se adelantó en exceso a su tiempo y su pensamiento de aproximación entre religión y filosofía, principalmente aristotélica, fracasó ante la postura conservadora de Algazel. Y en 1195, el califa, Yusuf, Yaqub al-Mansur (1184-1199), cediendo a las presiones de los teólogos y de los canonistas islámicos, que veían en la filosofía un peligro para la religión, publicó un decreto contra los seguidores de estas disciplinas y confinó en Lucena a Averroes, quien había sufrido el disgusto de ver cómo se quemaban sus obras en la plaza pública y de verse expulsado de la mezquita por la plebe fanatizada. Tres años después, en 1198, el califa revocó sus edictos y volvió a llamar junto a sí a Averroes, que murió pocos meses después en Marrakesh.

Averroes fue conocido en Occidente como "el Comentador" por haber traducido y divulgado las obras de Aristóteles. De entre sus numerosas obras, destacan precisamente los Comentarios a Aristóteles, de los cuales existen el Comentario mayor (1180), en el que explica frase por frase el corpus aristotélico; el Medio, en el que explica el conjunto de los textos, y el Pequeño comentario o paráfrasis (1169-78), que resumía su significado general. También comentó La república de Platón.

Para Averroes, la religión verdadera se encuentra en la revelación contenida en los libros sagrados hebreos, cristianos y musulmanes. Pero libros como el Corán, aun siendo base de la religión verdadera, están dirigidos a todos los hombres, y no todos tienen la misma capacidad de comprensión. La verdad auténtica sólo la alcanzan los filósofos, que basan sus conocimientos en demostraciones rigurosas y absolutamente lógicas. Es obligación de los filósofos descubrir, más allá del sentido literal del libro sagrado, la idea oculta bajo las imágenes y los símbolos. Su posición tan equilibrada se constata claramente en las siguientes citas, y en especial en la última:
  • "Cualquiera que se familiarice completamente con la anatomía y la fisiología humanas observará cómo se incrementa su fe en Dios”

  • "Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza."


  • "En la naturaleza nada hay superfluo."


  • "Quien habla de cosas que no le atañen, escucha lo que no le gusta."


  • "Todas las religiones son obras humanas y, en el fondo, equivalentes; se elige entre ellas por razones de conveniencia personal o de circunstancias."



MAG

viernes, 8 de noviembre de 2013

El gótico como soplo de vida espiritual en la Edad Media

En la clase del pasado miércoles, el profesor Abella identificaba el estilo gótico como uno de los mayores exponentes del Cristianismo de la Edad Media.
Y así lo entendió el abad Suger en su empeño en hacer realidad en las catedrales lo que proclamaba el teólogo bizantino, el pseudo Dionisio Aeropagita, “Dios es luz”, dando de esta forma nacimiento a la primera catedral gótica en Saint-Denis. En su tratado “De constructione”, Suger instruye así al arquitecto:
“La iglesia estará adornada de capillas con vitrales magníficos y resplandecientes, que permitan que una luz maravillosa y continua los atraviese purificando la belleza interior de la iglesia toda entera”.


El propósito de construir templos más vastos, más altos, más luminosos, redundó en el principio estructural del gótico y se transformó en un soplo de vida espiritual colectiva y prodigiosa. El entusiasmo religioso era extremo; nobleza, burguesía, clero y clase popular competían en ardor y generosidad místicas. Según Suger, “Nobles y plebeyos cargaban los bloques de piedra como bestias de tiro”. La burguesía intervino en la vida pública, las corporaciones se organizaron y la dirección de las grandes obras pasó a los maestros laicos, verdaderos jefes de importantísimos gremios especializados en el arte de construir. Todo contribuyó a la realización de esos milagros de equilibrio, de esas armonías únicas y perfectas entre la razón y la fe que son las catedrales góticas. La arquitectura de estas catedrales fue el símbolo, más aún, la expresión tangible del pensamiento teológico que, como un inmenso y admirable andamiaje de piedra, modeló y dirigió hacia el cielo el espacio interior que contenía.

Si el románico es recogimiento, oscuridad, predominio de masas sobre vanos, el gótico implica todo lo contrario, luz, color, elevación, expresividad, naturalismo. ¿Cómo se produjo la transición del románico al gótico? Se necesitaba mayor luz, grandiosidad y elevación en el templo. El sistema de arcos y bóvedas de medio punto, de empujes fuertes y continuos, exigía alturas moderadas y gruesos paños de muro donde la apertura de ventanas estaba limitada en tamaño y en número. Había que remplazar los arcos románicos por arcos que empujaran menos y así poder levantar los pilares sin comprometer la estructura; estos arcos fueron los ojivales. Luego, había que sustituir la bóveda de expansión continua por bóvedas que no empujaran los muros y poder así abrir, en sus paños, grandes ventanales; estas bóvedas fueron igualmente ojivales, de arista, pero sostenidas por nervios o costillas de piedra que localizaban sus esfuerzos, única y exactamente, en determinados puntos de apoyo. Los paños de muro intermediarios entre estos apoyos quedaban prácticamente suprimidos y transformados en inmensas ventanas. En lo exterior se disminuía el espesor de pilares y aumentaba el espacio que se inundaba de luz. Todos los esfuerzos quedaron, pues, concretados en puntos resistentes y los empujes laterales resultantes de arcos y bóvedas fueron llevados hacia fuera por medio de arcos arbotantes, contrafuertes y pináculos. El aspecto exterior de estos elementos fue de una verdad estructural transparente. El racionalismo constructivo apareció escueto y preciso como un mecanismo en tensión, en equilibrio, como una geometría dinámica y pura.



El abad Suger, con ocasión de la consagración de la nueva catedral de St-Denis el 11 de junio de 1144, escribe sin disimular su satisfacción y orgullo por el feliz resultado de sus instrucciones:

L'église étincelle, éclairée en son vaisseau médian,
Car lumineux est ce qui joint en clarté deux sources de lumière.
L'œuvre fameux resplendit de cette clarté nouvelle.
L'agrandissement fut réalisé de nos jours.
C'est moi Suger qui ait dirigé les travaux
."


MAG