viernes, 25 de abril de 2014

Nicolas de Condorcet

 

Marie-Jean-Antoine-Nicolas Caritat Condorcet, marqués de Condorcet, nace en Ribemont (Francia) el 17 de septiembre de 1743. Al morir prontamente su padre, fue su madre, muy religiosa, quien lo educa y viste como niña hasta los 9 años. Posteriormenete confía su educación al colegio jesuita de Reims primero, y luego al Colegio de Navarra de París, también jesuita. Buen conocedor de éstos, Condorcet los combatió más tarde con firmeza, extendiendo su batalla intelectual a todas las iglesias y religiones en general.



En el Colegio de Navarra en París Condorcet destacó por sus capacidades intelectuales y por amplitud de sus conocimientos sobre todo el campo de las matemáticas. A los 16 años, D'Alambert descubre la capacidad de análisis de Condorcet, quien pronto pasó a ser su alumno favorito. Es cuando renuncia a la carrera militar propuesta por su madre y se consagra a las matemáticas.


Entre 1767 y 1769 escribe sus primeros artículos sobre la aritmética política y el cálculo de probabilidades, que daría origen a la Estadística. En 1765, publicó su primer trabajo relacionado con las matemáticas, titulado Essai sur le calcul intégral (Ensayo sobre el cálculo integral), que tuvo una favorable acogida y disparó su carrera de matemático de prestigio. Este ensayo sería el primero de una larga serie. 
 

A los 25 años de edad experimentó su "revolución moral" y se acercó a los activos filósofos del momento: Voltaire, Diderot, Condillac y Helvecio. 
 

En 1769, con el apoyo de D'Alambert, fue elegido miembro de la Real Academia de Ciencias y más tarde lo sería también de las de Berlín, Turín, Bolonia, San Petersburgo y Filadelfia. Colaboró en la Encyclopédie (Enciclopedia llamada de Diderot), con artículos sobre matemáticas en la última etapa de la edición.


Poco después conoció y trabó amistad con el economista Turgot, que llegó a ser administrador en tiempos de Luis XV y controlador general de Finanzas durante el reinado de Luis XVI. Sus relaciones con Turgot supusieron un contacto con la política real, que le proyectó al futuro.


En 1774, Turgot nombra a Condorcet inspector general de la Moneda. A partir de ese momento, Condorcet desplaza su centro de interés desde las matemáticas hasta la filosofía y la política. Los años siguientes, se interesa por la defensa de los Derechos humanos, en particular los de las mujeres, los judíos y los negros. Recibió las ideas innovadoras que llegaban desde los recientemente constituidos Estados Unidos, y realizó en Francia propuestas de reformas políticas, administrativas y económicas.


En 1776 Turgot fue cesado en su puesto de controlador general. Condorcet decidió entonces dimitir en su puesto de inspector general de la Moneda, pero su dimisión fue rechazada y tuvo que permanecer en su puesto hasta 1791. Más adelante, Condorcet escribió la Vida de M. Turgot en donde expondrá y demostrará lo fundamentado de las teorías económicas de Turgot.


Condorcet siguió obteniendo puestos de prestigio en la administración: en 1777 fue nombrado secretario de la Academia de Ciencias y en 1782 secretario de la Academia francesa. 
 

En 1789, al estallar en Francia la Revolución, Condorcet tuvo un papel destacado, como defensor de numerosas causas liberales que esperaba permitiesen una reconstrucción racionalista de la sociedad. Tras la Toma de la Bastilla fue elegido para el Consejo Municipal de París, después de haber solicitado la implantación de la República. 
 

En 1790 se casó con Sophie de Grouchy, hermana del futuro mariscal de Grouchy, una mujer muy inteligente que le apoyó en sus relaciones sociales.


En 1791 fue elegido diputado de París en la Asamblea legislativa y designado como miembro del Comité de Instrucción Pública, en el que fue ponente del proyecto de educación nacional. Defensor del cambio social a partir de la educación, proyecta una reforma del sistema educativo que será seguida posteriormente por liberales y socialistas. Introdujo la noción básica de laicismo en la enseñanza. Incluso propuso un borrador de constitución para la nueva Francia. Llegó a ser secretario de la Asamblea.


El proyecto de Condorcet como sistema educativo de la nación tuvo como objetivo ofrecer a los hombres los medios para desarrollar sus capacidades y ejercitar sus derechos (educación de los ciudadanos); organiza el sistema educativo en niveles – primaria, secundaria, institutos, liceos y se administra a través de una Sociedad Nacional de Ciencias y Artes formada por personas sabias e instruidas; propugna la educación permanente; la gratuidad; la universalidad; la coeducación; importancia de la lengua materna (francés); defiende un currículo científico y técnico.

Las finalidades de la educación definidas por Condorcet reflejan su fe en el porvenir de una democracia capaz de asegurar la felicidad y el desarrollo de todos los individuos, así como en el progreso indefinido del espíritu humano.


Considera que la instrucción deben recibirla tanto hombres como mujeres, ya que las segundas tienen el mismo derecho que los primeros.


Proponía una instrucción educativa moral (provocando la reflexión de sus propias prácticas), mediante un trabajo conjunto en la escuela, que debía proporcionar conocimientos elementales, cívicos y éticos. Dicha instrucción se fundamentaba en la facultad racional, la tolerancia y la humanidad, pues la instrucción pública y nacional debe formar al hombre nuevo, ciudadano autónomo, responsable, lúcido, libro de ignorancia y crítico.

El instructor tenía no sólo la tarea de instruir a los niños, sino asegurar también una especie de formación continua de los adultos a los cuales les impartirá una conferencia sobre la constitución y las leyes.

En los comentarios que realiza Condorcet en sus memorias hacia los maestros, afirma que la situación de la docencia debe ser permanente, sus funciones son incompatibles con cualquier otra función habitual, así como que debe asegurarse la existencia de medios para recompensarlos por la labor que realizan.

La escuela debe basar las virtudes públicas en el espíritu crítico; en ningún caso debe convertirse en un instrumento o un lugar de adoctrinamiento ideológico, patriótico o revolucionario.


Ofrece la posibilidad de las “becas” para los alumnos más dotados. Así mismo considera una participación activa de los padres en los asuntos relacionados con la enseñanza tanto elemental como moral de los hijos.


Los cambios políticos que se produjeron y la radicalización de posturas hicieron que el proyecto no prosperase en la Asamblea Legislativa y tuviera que pasar a la Convención donde finalmente también será rechazado, pero su influencia en reformas educativas posteriores será importante, entre ellas las españolas del siglo XX. 
 

Lector de Rousseau, Condorcet muestra interés por las relaciones de poder entre clases y defiende la idea de progreso histórico contenida en el pensamiento ilustrado. Lleva a la práctica sus ideas revolucionarias, aceptando en 1792 presidir la Asamblea legislativa. Se alineó con los Girondinos. Pero Condorcet se encontró pronto en situación incómoda. Se enfrentaban dos corrientes con puntos de vista opuestos a la hora de reformar el Estado francés: los Girondinos, partidarios de una reconstrucción pacífica del país, y los Jacobinos, dirigidos por Robespierre, que propugnaban una depuración radical del pasado imperial francés. Condorcet, en contra de la pena de muerte, votó contra la ejecución de Luis XVI. 
 

Los Girondinos perdieron el control de la Asamblea en favor de los Jacobinos en 1793. El Jacobino Marie-Jean Hérault de Séchelles propuso una nueva constitución, muy distinta a la de Condorcet. Éste la criticó y fue condenado a la guillotina por traición. El 3 de octubre de 1793, se redactó una orden de arresto contra él, lo que le obligó a esconderse. Halló refugio durante cinco meses en París, en casa de Madame Vernet, donde escribió su obra más importante, Esquisse d'un tableau historique des progrès de l'esprit humain (Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano), en la que, convencido del progreso indefinido de las ciencias, afirmaba que el perfeccionamiento moral e intelectual de la humanidad puede asegurarse mediante una enseñanza bien orientada. 
 

La obra pretende ser una Historia Universal. Para realizarla, busca las Leyes del devenir histórico, ya que piensa que en cierta medida se puede conocer el futuro (esto ya lo había adelantado idealmente en el Medievo Joaquín de Fiore). Pero Condorcet se centra en el progreso como interés principal de los hombres. Estas leyes son:

  • Como ley fundamental el progreso del espíritu humano, lo que permite mejorar moral y materialmente al hombre. Este progreso viene dado a través de los conocimientos.
  • Hay una lucha entre el afán de saber y la superstición de los que pretenden conservar sus privilegios. Por lo tanto es una lucha entre sacerdotes y filósofos. Así pues, se trata de una historia agonista. A la larga se impondrán los partidarios del progreso.
  • Lo que dificulta al progreso son las desigualdades, tanto individuales como nacionales. Dice que si hay igualdad, habrá felicidad.
  • Según Condorcet, la Humanidad ha pasado por diez fases de evolución, que empiezan con unos acontecimientos decisivos. La última fase había comenzado con la Revolución francesa, que era la que permitiría el progreso. Estas fases son:

  1. Los hombres se agrupan en poblados.
  2. Descubrimiento de la ganadería.
  3. Descubrimiento de la agricultura.
  4. Invención de la escritura alfabética.
  5. División de las ciencias en Grecia.
  6. Alta Edad Media (un gran retroceso).
  7. Las cuestionables Cruzadas, que sin embargo permiten contactar con Oriente.
  8. Invención de la imprenta, como motor de civilización.
  9. Las ciencias y la filosofía modernas proponen una cosmología nueva.
  10. La visión utópica tras la Revolución francesa, de un progreso continuado.



El 25 de marzo de 1794 abandonó su escondite, convencido de que ya no se trataba de un lugar seguro y trató de huir de París. Fue detenido en la casa de Jean-Baptiste Antoine Suard en Clamart dos días más tarde, y encarcelado en Bourg-Egalité. Fue hallado muerto dos días después en su celda, víctima de un edema pulmonar. También se habló de suicidio por envenenamiento.

En Condorcet confluye el pensamiento de la Ilustración con la ideología transformadora de Rousseau, siendo uno de los mejores representantes del pensamiento revolucionario francés.

Sus ideas económicas se basan fundamentalmente en la doctrina de Turgot, mientras que en filosofía anticipa las teorías de Auguste Comte. 


En 1989, con motivo de la celebración del bicentenario de la Revolución francesa, en presencia de François Mitterand, presidente de la República, las cenizas de Condorcet fueron trasladadas de modo simbólico al Panteón de París. Asimismo se inició una honda reivindicación de la figura de Condorcet: se hicieron congresos, se publicó la enorme biografía de los Badinter (Condorcet, un intellectuel en politique), y se vio en él una figura capital para el desarrollo europeo. Asimismo, pese a que no existan muchas traducciones, tuvo eco en la historia de España, desde las cortes de Cádiz, en que se apeló a sus ideas constitucionales, hasta la II República donde pesó en las reformas de la enseñanza. 

MAG 

domingo, 13 de abril de 2014

La hija de Galileo



Persiguiendo, como en la mayoría de las entradas anteriores, aportar los rasgos biográficos de aquellos personajes que constituyeron hitos en la civilización horizontal, he encontrado un libro que había leído hace años, y que estoy releyendo ahora, en el  que se desvela en una forma singular la vida de Galileo Galilei.

Titulado 'La hija de Galileo' es una inusual biografía que se lee como una novela. Su principal rasgo distintivo es que utiliza como fuentes las cartas que le envió su hija, monja de clausura desde los trece años, y que Dava Sobel ha traducido al inglés por primera vez, consiguiendo un libro originalísimo y de gran fuerza: una biografía diferente de cualquiera de las que se han escrito sobre un hombre al que Einstein (y el Profesor Abella)  calificó como el padre de toda la ciencia moderna.

El original inglés  'Galileo's Daughter' está editado por Penguin Books en el año 2000. Existe una versión publicada el año anterior en Walker Publishing Company, Inc. La versión en lengua española está descatalogada  en La Casa del Libro.

MAG

viernes, 4 de abril de 2014

Tycho Brahe



Tyge Ottesen Brahe conocido como Tycho Brahe, astrónomo danés, nació en Knutstorp (Dinamarca), el 14 de diciembre de 1546, en el seno de una familia de la nobleza danesa. Orientado por su familia a la carrera política, en 1559 fue enviado a Copenhague para estudiar filosofía y retórica.


El 21 de agosto de 1560 Tycho Brahe observó un eclipse de Sol que le dejó completamente admirado. El muchacho, que no había cumplido los catorce años, adquirió libros sobre Astronomía y leyó apasionadamente a Ptolomeo. Su tío Jørgen, que salvó de ahogarse al rey Federico cuando se había caído a los canales de Copenhague, fue encargado de la educación de Tycho y observaba con preocupación que la afición a la Astronomía de su sobrino tendía a alejarle del verdadero cometido nobiliario. Fue enviado a estudiar derecho en la Universidad de Leipizg. Más tarde prosiguió sus estudios en las universidades de Wittenberg, Rostock, Basilea y Ausburgo, antes de regresar a su Dinamarca natal.


El 24 de agosto de 1563, cuando tenía dieciséis años, Tycho observó una conjunción entre Saturno y Júpiter. El fenómeno no tendría más trascendencia sino fuera porque se dio cuenta de que las Tablas Alfonsinas, elaboradas en la corte de Alfonso X el Sabio y vigentes por entonces, predecían el acontecimiento con un mes de retraso. Ante la falta de precisión que existía en las observaciones, el joven Tycho persiguió con ahínco la exactitud en las tablas astronómicas de su tiempo construyendo nuevos instrumentos astronómicos, que le permitieron medir las posiciones de las estrellas y los planetas con una precisión muy superior a la de la época. Con ellos fue capaz de realizar un catálogo estelar de más de 1000 estrellas cuyas posiciones midió con una precisión muy superior a la alcanzada hasta entonces (777 de ellas con un especial rigor). Las mejores medidas de Tycho alcanzaban precisiones de medio minuto de arco. Estas medidas, previas a la invención del telescopio, le permitieron mostrar que los cometas no eran fenómenos meteorológicos sino objetos más allá de la Tierra. A partir de entonces sus instrumentos científicos se copiaron ampliamente en Europa.


Tycho Brahe ya iba alcanzando cierto renombre como erudito y el 14 de mayo de 1568 el rey Federico de Dinamarca le ofreció el primer puesto de canónigo que quedara vacante en la catedral de Roskilde, puesto que en aquel entonces (unas décadas después de la Reforma) no conllevaba obligaciones religiosas y se dedicaba a estudiosos por designación real. 
 

Su primer trabajo astronómico, publicado en 1573, estuvo dedicado a la aparición de una nova en la constelación de Casiopea, observación que había efectuado el 11 de noviembre del año anterior. Sus observaciones sobre el astro, hoy conocido como la supernova SN 1572 o Nova Tycho, las resumió en un libro titulado De nova stella, en el que aparece por primera vez en el vocabulario astronómico la palabra nova. Tras haber establecido, mediante cuidadosas comprobaciones, la ausencia de paralaje, llegó a la conclusión de que la estrella no era un fenómeno sublunar y que tampoco estaba situada en ninguna de las esferas planetarias. Tycho no sólo acababa de descubrir una supernova (que fue visible durante dieciocho meses y de la que hoy podemos ver sus residuos) sino que su observación contradecía la tesis aristotélica de la inmutabilidad de la esfera de las estrellas fijas. En su libro, Tycho explicaba las singularidades de la nueva estrella y describía los instrumentos utilizados para observarla. 
 

Tras su matrimonio en 1573 con una campesina, que pudo realizarse después de que la oposición de la familia se suavizara merced a la intervención del rey Federico II de Dinamarca, éste le concedió una pensión y le regaló de por vida la isla de Hven, donde edificó el castillo de Uraniborg, bautizado así en honor de Urania, la musa de la Astronomía, donde mando edificar un observatorio, que se convertiría en el primer instituto de investigación astronómica. 
 

El 13 de noviembre de 1577 divisó un cometa y fueron sus cálculos los que se consideraron la demostración definitiva de que su órbita discurría entre los planetas y no entre la Tierra y la Luna. Un golpe definitivo a la teoría aristotélica y a la teoría geocéntrica de Ptolomeo. Con sus instrumentos, que seguía siendo los mejores para la época y su agudeza visual, observó que el paralaje del cometa indicaba que estaba más de seis veces más distante que la Luna y, además, creyó en la posibilidad de que el cometa tuviera una órbita distinta a la circular algo ajeno a la concepción cosmológica que regía en aquellos tiempos. 
 

Como resultado de una serie continuada y prolongada de observaciones del movimiento de los planetas, del Sol y de la Luna, Tycho publicó en dos volúmenes entre 1587 y 1588 el libro Astronomiae instauratae progymnasmata (Introducción a la nueva astronomía) donde exponía un modelo del universo intermedio entre el de Ptolomeo y Copérnico, entre el sistema geocéntrico y el heliocéntrico, en el que Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno girarían alrededor del Sol, y éste, a su vez, giraba, con toda la corte planetaria, alrededor de la Tierra. 
 

Sistemas similares se habían propuesto por Reymers Bear, latinizado como Ursus (al que Brahe le acusaría en 1588 de haberle robado sus teorías en una visita que hizo a Hven en 1584) y también por Helisaeus Roeslin.


Concluida la construcción de su observatorio en 1580, lo equipó con todo tipo de instrumentos, algunos de colosales proporciones. La precisión que alcanzó en dichas observaciones fue notable, lo cual le permitió corregir casi todos los parámetros astronómicos conocidos y determinar la práctica totalidad de las perturbaciones del movimiento lunar. Tycho fue el primer astrónomo en percibir la refracción de la luz, elaborar una completa tabla y corregir sus medidas astronómicas de este efecto.


Más tarde y para proteger a sus instrumentos de las vibraciones que causaba el viento, construyó otro observatorio subterráneo al que llamó Stjernesburg, la ciudad de las estrellas.


Disponía en el interior de su biblioteca de una esfera de un metro y medio de diámetro en la que iba grabando cada una de las estrellas con una precisión incalculable para la época. 
 

Atraídos por su fama, en la isla de Hven se sucedían todo tipo de visitas de aristócratas y gobernantes, tan distinguidos como el rey Jacobo VI de Escocia, a quienes agasajaba en grandes cenas. 
 

Las tablas astronómicas que estaba compilando Tycho necesitaban de la realización masiva de operaciones matemáticas y, probablemente como fruto de la visita del rey Jacobo, el médico de éste, John Craig, le comunicó a John Napier una técnica usada en Dinamarca con base trigonométrica para reducir productos a sumas, la prostaferesis, precursora de los logaritmos, cuya teoría estaba fundamentando Napier en esa época.


En 1588 el rey Federico, su protector, II murió. Su sucesor, Christian IV no iba a ser tan condescendiente con el arrogante astrónomo y empezó por bajarle sus emolumentos. Tycho, tras 22 años en la isla de Hven, decidió abandonar Dinamarca no sin antes expresar su malestar al rey.

En 1599 le llegó una oferta del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Rodolfo II de Habsburgo, quien había establecido su residencia permanente en Praga, que convirtió en uno de los principales centros artísticos y culturales de Europa. Asignándole una renta de 3000 florines, el emperador nombró a Tycho Brahe matemático imperial, trasladando a Praga los grandes instrumentos astronómicos que se habían quedado en la isla de Hven.


Cuando aún continuaba vigente la pelea por la autoría del nuevo sistema cosmológico entre Tycho y Ursus, Johannes Kepler acababa de publicar su Mysterium Cosmographicum, enviando sendos ejemplares a ambos astrónomos. Mientras que Kepler nunca recibió respuesta de Ursus (pero que en cambio usó los escritos de Kepler en su propio beneficio), Tycho, consciente de la valía del joven Kepler, inició correspondencia con él, instándole a visitarle en Praga a fin de aplicar sus descubrimientos geométricos a su sistema. 
 

Kepler era profesor de matemáticas en la ciudad de austriaca de Graz y también un convencido protestante, que se vio obligado a abandonar Estiria cuando el ultracatólico archiduque Fernando quiso eliminar toda influencia de la Reforma. Gracias a la mediación del barón Hoffman, consejero del emperador Rodolfo II, Johannes Kepler y Tycho Brahe se entrevistaron por primera vez el 4 de febrero de 1600. Desde el principio las relaciones entre ambos fueron tensas: Kepler, consciente de su capacidad, tenía necesidad de un cargo remunerado y planteaba exigencias que a Tycho Brahe le parecían excesivas, como el acceso total a sus preciados datos. Finalmente Tycho se ofreció a pagarle a Kepler el traslado desde Graz y medió con el emperador, que le concedió una residencia a la que se mudó la familia Kepler en febrero de 1601. Finalmente éste fue recibido por el emperador, quien le ofreció un puesto como ayudante de Brahe con el cometido concreto de recopilar unas nuevas tablas de posiciones estelares, que serían posteriormente conocidas como Tablas rudolfinas.


Esta colaboración no duró mucho tiempo ya que el 13 de octubre Tycho Brahe cayó gravemente enfermo. El que había sido su discípulo durante dieciocho meses y que sería su sucesor en el cargo de matemático imperial, nos cuenta el fin de Tycho Brahe:


El 13 de octubre, Tycho Brahe, en compañía del maestro Minkowitz, acudió a cenar en casa del ilustre Rosenberg, y retuvo sus aguas más allá de lo que exige la cortesía. Al beber más, sintió que la tensión de su vejiga se incrementaba, pero puso la educación por delante de su salud. Cuando regresó a su casa, apenas fue capaz de orinar.

Tras cinco noches sin dormir, seguía sin poder soltar su agua sin experimentar grandes
dolores, e incluso así la evacuación era difícil. El insomnio prosiguió, con fiebre interna que
desembocó gradualmente en delirio, y la comida que comía, y que no podía retener,
exacerbaba el mal. El 24 de octubre, su delirio cesó durante varias horas, la naturaleza
venció y expiró pacíficamente entre los consuelos, plegarias y lágrimas de su gente.
 

En las horas que recobró la lucidez, Tycho encomendó a Kepler la tarea de terminar las Tablas rudolfinas cediéndole la responsabilidad de conservar todos sus datos astronómicos con el encargo expreso de que demostrara en base a ellos la validez de su modelo del universo frente al de Copérnico. 
 

Como correspondía a un gran noble Tycho Brahe fue enterrado, rodeado de gran ceremonia, el 4 de noviembre de 1601 en la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn de Praga, donde todavía se encuentra su tumba.


Tras la muerte de Brahe las medidas sobre la posición de los planetas pasaron a posesión de Kepler, y las medidas del movimiento de Marte, en particular de su movimiento retrógrado, fueron esenciales para que pudiera formular las tres leyes que rigen el movimiento planetario. Posteriormente, estas leyes sirvieron de base a la ley de gravitación universal de Isaac Newton.

Lamentablemente todo el instrumental astronómico de Tycho y que había servido para acceder a tantos datos celosamente guardados por la naturaleza quedó viejo, inutilizado, y fue quemado durante la Guerra de los Treinta Años.


En los momentos delirantes de sus últimos días, Tycho no paraba de repetir una frase que pasaría a la historia como símbolo de lo que había hecho y lo que quería que se hiciese: Ne frusta vixisse videar: “Que no parezca que he vivido en vano”. La ciencia astronómica no sólo sabe que Tycho no vivió en vano sino que la Ciencia le debe parte de su evolución.



MAG