viernes, 4 de abril de 2014

Tycho Brahe



Tyge Ottesen Brahe conocido como Tycho Brahe, astrónomo danés, nació en Knutstorp (Dinamarca), el 14 de diciembre de 1546, en el seno de una familia de la nobleza danesa. Orientado por su familia a la carrera política, en 1559 fue enviado a Copenhague para estudiar filosofía y retórica.


El 21 de agosto de 1560 Tycho Brahe observó un eclipse de Sol que le dejó completamente admirado. El muchacho, que no había cumplido los catorce años, adquirió libros sobre Astronomía y leyó apasionadamente a Ptolomeo. Su tío Jørgen, que salvó de ahogarse al rey Federico cuando se había caído a los canales de Copenhague, fue encargado de la educación de Tycho y observaba con preocupación que la afición a la Astronomía de su sobrino tendía a alejarle del verdadero cometido nobiliario. Fue enviado a estudiar derecho en la Universidad de Leipizg. Más tarde prosiguió sus estudios en las universidades de Wittenberg, Rostock, Basilea y Ausburgo, antes de regresar a su Dinamarca natal.


El 24 de agosto de 1563, cuando tenía dieciséis años, Tycho observó una conjunción entre Saturno y Júpiter. El fenómeno no tendría más trascendencia sino fuera porque se dio cuenta de que las Tablas Alfonsinas, elaboradas en la corte de Alfonso X el Sabio y vigentes por entonces, predecían el acontecimiento con un mes de retraso. Ante la falta de precisión que existía en las observaciones, el joven Tycho persiguió con ahínco la exactitud en las tablas astronómicas de su tiempo construyendo nuevos instrumentos astronómicos, que le permitieron medir las posiciones de las estrellas y los planetas con una precisión muy superior a la de la época. Con ellos fue capaz de realizar un catálogo estelar de más de 1000 estrellas cuyas posiciones midió con una precisión muy superior a la alcanzada hasta entonces (777 de ellas con un especial rigor). Las mejores medidas de Tycho alcanzaban precisiones de medio minuto de arco. Estas medidas, previas a la invención del telescopio, le permitieron mostrar que los cometas no eran fenómenos meteorológicos sino objetos más allá de la Tierra. A partir de entonces sus instrumentos científicos se copiaron ampliamente en Europa.


Tycho Brahe ya iba alcanzando cierto renombre como erudito y el 14 de mayo de 1568 el rey Federico de Dinamarca le ofreció el primer puesto de canónigo que quedara vacante en la catedral de Roskilde, puesto que en aquel entonces (unas décadas después de la Reforma) no conllevaba obligaciones religiosas y se dedicaba a estudiosos por designación real. 
 

Su primer trabajo astronómico, publicado en 1573, estuvo dedicado a la aparición de una nova en la constelación de Casiopea, observación que había efectuado el 11 de noviembre del año anterior. Sus observaciones sobre el astro, hoy conocido como la supernova SN 1572 o Nova Tycho, las resumió en un libro titulado De nova stella, en el que aparece por primera vez en el vocabulario astronómico la palabra nova. Tras haber establecido, mediante cuidadosas comprobaciones, la ausencia de paralaje, llegó a la conclusión de que la estrella no era un fenómeno sublunar y que tampoco estaba situada en ninguna de las esferas planetarias. Tycho no sólo acababa de descubrir una supernova (que fue visible durante dieciocho meses y de la que hoy podemos ver sus residuos) sino que su observación contradecía la tesis aristotélica de la inmutabilidad de la esfera de las estrellas fijas. En su libro, Tycho explicaba las singularidades de la nueva estrella y describía los instrumentos utilizados para observarla. 
 

Tras su matrimonio en 1573 con una campesina, que pudo realizarse después de que la oposición de la familia se suavizara merced a la intervención del rey Federico II de Dinamarca, éste le concedió una pensión y le regaló de por vida la isla de Hven, donde edificó el castillo de Uraniborg, bautizado así en honor de Urania, la musa de la Astronomía, donde mando edificar un observatorio, que se convertiría en el primer instituto de investigación astronómica. 
 

El 13 de noviembre de 1577 divisó un cometa y fueron sus cálculos los que se consideraron la demostración definitiva de que su órbita discurría entre los planetas y no entre la Tierra y la Luna. Un golpe definitivo a la teoría aristotélica y a la teoría geocéntrica de Ptolomeo. Con sus instrumentos, que seguía siendo los mejores para la época y su agudeza visual, observó que el paralaje del cometa indicaba que estaba más de seis veces más distante que la Luna y, además, creyó en la posibilidad de que el cometa tuviera una órbita distinta a la circular algo ajeno a la concepción cosmológica que regía en aquellos tiempos. 
 

Como resultado de una serie continuada y prolongada de observaciones del movimiento de los planetas, del Sol y de la Luna, Tycho publicó en dos volúmenes entre 1587 y 1588 el libro Astronomiae instauratae progymnasmata (Introducción a la nueva astronomía) donde exponía un modelo del universo intermedio entre el de Ptolomeo y Copérnico, entre el sistema geocéntrico y el heliocéntrico, en el que Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno girarían alrededor del Sol, y éste, a su vez, giraba, con toda la corte planetaria, alrededor de la Tierra. 
 

Sistemas similares se habían propuesto por Reymers Bear, latinizado como Ursus (al que Brahe le acusaría en 1588 de haberle robado sus teorías en una visita que hizo a Hven en 1584) y también por Helisaeus Roeslin.


Concluida la construcción de su observatorio en 1580, lo equipó con todo tipo de instrumentos, algunos de colosales proporciones. La precisión que alcanzó en dichas observaciones fue notable, lo cual le permitió corregir casi todos los parámetros astronómicos conocidos y determinar la práctica totalidad de las perturbaciones del movimiento lunar. Tycho fue el primer astrónomo en percibir la refracción de la luz, elaborar una completa tabla y corregir sus medidas astronómicas de este efecto.


Más tarde y para proteger a sus instrumentos de las vibraciones que causaba el viento, construyó otro observatorio subterráneo al que llamó Stjernesburg, la ciudad de las estrellas.


Disponía en el interior de su biblioteca de una esfera de un metro y medio de diámetro en la que iba grabando cada una de las estrellas con una precisión incalculable para la época. 
 

Atraídos por su fama, en la isla de Hven se sucedían todo tipo de visitas de aristócratas y gobernantes, tan distinguidos como el rey Jacobo VI de Escocia, a quienes agasajaba en grandes cenas. 
 

Las tablas astronómicas que estaba compilando Tycho necesitaban de la realización masiva de operaciones matemáticas y, probablemente como fruto de la visita del rey Jacobo, el médico de éste, John Craig, le comunicó a John Napier una técnica usada en Dinamarca con base trigonométrica para reducir productos a sumas, la prostaferesis, precursora de los logaritmos, cuya teoría estaba fundamentando Napier en esa época.


En 1588 el rey Federico, su protector, II murió. Su sucesor, Christian IV no iba a ser tan condescendiente con el arrogante astrónomo y empezó por bajarle sus emolumentos. Tycho, tras 22 años en la isla de Hven, decidió abandonar Dinamarca no sin antes expresar su malestar al rey.

En 1599 le llegó una oferta del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Rodolfo II de Habsburgo, quien había establecido su residencia permanente en Praga, que convirtió en uno de los principales centros artísticos y culturales de Europa. Asignándole una renta de 3000 florines, el emperador nombró a Tycho Brahe matemático imperial, trasladando a Praga los grandes instrumentos astronómicos que se habían quedado en la isla de Hven.


Cuando aún continuaba vigente la pelea por la autoría del nuevo sistema cosmológico entre Tycho y Ursus, Johannes Kepler acababa de publicar su Mysterium Cosmographicum, enviando sendos ejemplares a ambos astrónomos. Mientras que Kepler nunca recibió respuesta de Ursus (pero que en cambio usó los escritos de Kepler en su propio beneficio), Tycho, consciente de la valía del joven Kepler, inició correspondencia con él, instándole a visitarle en Praga a fin de aplicar sus descubrimientos geométricos a su sistema. 
 

Kepler era profesor de matemáticas en la ciudad de austriaca de Graz y también un convencido protestante, que se vio obligado a abandonar Estiria cuando el ultracatólico archiduque Fernando quiso eliminar toda influencia de la Reforma. Gracias a la mediación del barón Hoffman, consejero del emperador Rodolfo II, Johannes Kepler y Tycho Brahe se entrevistaron por primera vez el 4 de febrero de 1600. Desde el principio las relaciones entre ambos fueron tensas: Kepler, consciente de su capacidad, tenía necesidad de un cargo remunerado y planteaba exigencias que a Tycho Brahe le parecían excesivas, como el acceso total a sus preciados datos. Finalmente Tycho se ofreció a pagarle a Kepler el traslado desde Graz y medió con el emperador, que le concedió una residencia a la que se mudó la familia Kepler en febrero de 1601. Finalmente éste fue recibido por el emperador, quien le ofreció un puesto como ayudante de Brahe con el cometido concreto de recopilar unas nuevas tablas de posiciones estelares, que serían posteriormente conocidas como Tablas rudolfinas.


Esta colaboración no duró mucho tiempo ya que el 13 de octubre Tycho Brahe cayó gravemente enfermo. El que había sido su discípulo durante dieciocho meses y que sería su sucesor en el cargo de matemático imperial, nos cuenta el fin de Tycho Brahe:


El 13 de octubre, Tycho Brahe, en compañía del maestro Minkowitz, acudió a cenar en casa del ilustre Rosenberg, y retuvo sus aguas más allá de lo que exige la cortesía. Al beber más, sintió que la tensión de su vejiga se incrementaba, pero puso la educación por delante de su salud. Cuando regresó a su casa, apenas fue capaz de orinar.

Tras cinco noches sin dormir, seguía sin poder soltar su agua sin experimentar grandes
dolores, e incluso así la evacuación era difícil. El insomnio prosiguió, con fiebre interna que
desembocó gradualmente en delirio, y la comida que comía, y que no podía retener,
exacerbaba el mal. El 24 de octubre, su delirio cesó durante varias horas, la naturaleza
venció y expiró pacíficamente entre los consuelos, plegarias y lágrimas de su gente.
 

En las horas que recobró la lucidez, Tycho encomendó a Kepler la tarea de terminar las Tablas rudolfinas cediéndole la responsabilidad de conservar todos sus datos astronómicos con el encargo expreso de que demostrara en base a ellos la validez de su modelo del universo frente al de Copérnico. 
 

Como correspondía a un gran noble Tycho Brahe fue enterrado, rodeado de gran ceremonia, el 4 de noviembre de 1601 en la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn de Praga, donde todavía se encuentra su tumba.


Tras la muerte de Brahe las medidas sobre la posición de los planetas pasaron a posesión de Kepler, y las medidas del movimiento de Marte, en particular de su movimiento retrógrado, fueron esenciales para que pudiera formular las tres leyes que rigen el movimiento planetario. Posteriormente, estas leyes sirvieron de base a la ley de gravitación universal de Isaac Newton.

Lamentablemente todo el instrumental astronómico de Tycho y que había servido para acceder a tantos datos celosamente guardados por la naturaleza quedó viejo, inutilizado, y fue quemado durante la Guerra de los Treinta Años.


En los momentos delirantes de sus últimos días, Tycho no paraba de repetir una frase que pasaría a la historia como símbolo de lo que había hecho y lo que quería que se hiciese: Ne frusta vixisse videar: “Que no parezca que he vivido en vano”. La ciencia astronómica no sólo sabe que Tycho no vivió en vano sino que la Ciencia le debe parte de su evolución.



MAG





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