Tyge
Ottesen Brahe conocido como Tycho Brahe, astrónomo danés, nació en
Knutstorp (Dinamarca), el 14 de diciembre de 1546, en el seno de una
familia de la nobleza danesa. Orientado por su familia a la carrera
política, en 1559 fue enviado a Copenhague para estudiar filosofía
y retórica.
El
21 de agosto de 1560 Tycho Brahe observó un eclipse de Sol que le
dejó completamente admirado. El muchacho, que no había cumplido los
catorce años, adquirió libros sobre Astronomía y leyó
apasionadamente a Ptolomeo. Su tío Jørgen, que salvó de ahogarse
al rey Federico cuando se había caído a los canales de Copenhague,
fue encargado de la educación de Tycho y observaba con preocupación
que la afición a la Astronomía de su sobrino tendía a alejarle del
verdadero cometido nobiliario. Fue enviado a estudiar derecho en la
Universidad de Leipizg. Más tarde prosiguió sus estudios en las
universidades de Wittenberg, Rostock, Basilea y Ausburgo, antes de
regresar a su Dinamarca natal.
El
24 de agosto de 1563, cuando tenía dieciséis años, Tycho
observó una conjunción entre Saturno y Júpiter. El fenómeno no
tendría más trascendencia sino fuera porque se dio cuenta de que
las Tablas Alfonsinas, elaboradas
en la corte de Alfonso X el Sabio y vigentes por
entonces, predecían el acontecimiento con un mes de retraso. Ante la
falta de precisión que existía en las observaciones, el joven Tycho
persiguió con ahínco la
exactitud en las tablas astronómicas de su tiempo construyendo
nuevos instrumentos astronómicos, que le
permitieron medir las posiciones de las estrellas y los planetas con
una precisión muy superior a la de la época. Con ellos fue capaz de
realizar un catálogo estelar de más de 1000 estrellas cuyas
posiciones midió con una precisión muy superior a la alcanzada
hasta entonces (777 de ellas con un especial rigor). Las
mejores medidas de Tycho alcanzaban precisiones de medio minuto de
arco. Estas medidas, previas a la invención del telescopio, le
permitieron mostrar que los cometas no eran fenómenos meteorológicos
sino objetos más allá de la Tierra. A partir de entonces sus
instrumentos científicos se copiaron ampliamente en Europa.
Tycho
Brahe ya iba alcanzando cierto renombre como erudito y el 14 de mayo
de 1568 el rey Federico de Dinamarca le ofreció el primer puesto de
canónigo que quedara vacante en la catedral de Roskilde, puesto que
en aquel entonces (unas décadas después de la Reforma) no
conllevaba obligaciones religiosas y se dedicaba a estudiosos por
designación real.
Su
primer trabajo astronómico, publicado en 1573, estuvo dedicado a la
aparición de una nova en la constelación de Casiopea, observación
que había efectuado el 11 de noviembre del año anterior. Sus
observaciones sobre el astro, hoy conocido como la supernova SN 1572
o Nova
Tycho,
las resumió en un libro titulado De
nova stella,
en el que aparece por primera vez en el vocabulario astronómico la
palabra nova.
Tras
haber establecido, mediante cuidadosas comprobaciones, la ausencia de
paralaje, llegó a la conclusión de que la estrella no era un
fenómeno sublunar y que tampoco
estaba situada en ninguna de las esferas planetarias. Tycho no sólo
acababa de descubrir una supernova (que fue visible durante dieciocho
meses y de la que hoy podemos ver sus residuos) sino que su
observación contradecía la tesis aristotélica de la inmutabilidad
de la esfera de las estrellas fijas. En su libro, Tycho explicaba las
singularidades de la nueva estrella y describía los instrumentos
utilizados para observarla.
Tras
su matrimonio en 1573 con una campesina, que pudo realizarse después
de que la oposición de la familia se suavizara merced a la
intervención del rey Federico II de Dinamarca, éste le concedió
una pensión y le regaló de por vida la isla de Hven, donde edificó
el castillo de Uraniborg, bautizado
así en honor de Urania, la musa de la Astronomía,
donde mando edificar un observatorio,
que se convertiría en el primer instituto de investigación
astronómica.
El
13 de noviembre de 1577 divisó un cometa y fueron sus cálculos los
que se consideraron la demostración definitiva de que su órbita
discurría entre los planetas y no entre la Tierra y la Luna. Un
golpe definitivo a la teoría aristotélica y a la teoría
geocéntrica de Ptolomeo. Con sus instrumentos, que seguía siendo
los mejores para la época y su agudeza visual, observó que el
paralaje del cometa indicaba que estaba más de seis veces más
distante que la Luna y, además, creyó en la posibilidad de que el
cometa tuviera una órbita distinta a la circular algo ajeno a la
concepción cosmológica que regía en aquellos tiempos.
Como
resultado de una serie continuada y prolongada de observaciones del
movimiento de los planetas, del Sol y de la Luna, Tycho publicó en
dos volúmenes entre 1587 y 1588 el libro Astronomiae instauratae
progymnasmata (Introducción a
la nueva astronomía) donde exponía un modelo del universo
intermedio entre el de Ptolomeo y Copérnico, entre el sistema
geocéntrico y el heliocéntrico, en el que Mercurio, Venus, Marte,
Júpiter y Saturno girarían alrededor del Sol, y éste, a su vez,
giraba, con toda la corte planetaria, alrededor de la Tierra.
Sistemas
similares se habían propuesto por Reymers Bear, latinizado como
Ursus (al que Brahe le acusaría en 1588 de haberle robado sus
teorías en una visita que hizo a Hven en 1584) y también por
Helisaeus Roeslin.
Concluida
la construcción de su observatorio en 1580, lo equipó con todo tipo
de instrumentos, algunos de colosales proporciones. La precisión que
alcanzó en dichas observaciones fue notable, lo cual le permitió
corregir casi todos los parámetros astronómicos conocidos y
determinar la práctica totalidad de las perturbaciones del
movimiento lunar. Tycho fue el primer
astrónomo en percibir la refracción de la luz, elaborar una
completa tabla y corregir sus medidas astronómicas de este efecto.
Más
tarde y para proteger a sus instrumentos de las vibraciones que
causaba el viento, construyó otro observatorio subterráneo al que
llamó Stjernesburg, la ciudad de las estrellas.
Disponía
en el interior de su biblioteca de una esfera de un metro y medio de
diámetro en la que iba grabando cada una de las estrellas con una
precisión incalculable para la época.
Atraídos
por su fama, en la isla de Hven se sucedían todo tipo de visitas de
aristócratas y gobernantes, tan
distinguidos como el rey Jacobo VI de Escocia, a
quienes agasajaba en grandes cenas.
Las
tablas astronómicas que estaba compilando Tycho necesitaban de la
realización masiva de operaciones matemáticas y, probablemente como
fruto de la visita del rey Jacobo, el médico de éste, John Craig,
le comunicó a John Napier una técnica usada en Dinamarca con base
trigonométrica para reducir productos a sumas, la prostaferesis,
precursora de los logaritmos, cuya teoría estaba fundamentando
Napier en esa época.
En
1588 el rey Federico, su protector, II murió. Su sucesor, Christian
IV no iba a ser tan condescendiente con el arrogante astrónomo y
empezó por bajarle sus emolumentos. Tycho, tras 22 años en la isla
de Hven, decidió abandonar Dinamarca no sin antes expresar su
malestar al rey.
En
1599 le
llegó una oferta del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico,
Rodolfo II de Habsburgo, quien había establecido su residencia
permanente en Praga, que convirtió en uno de los principales centros
artísticos y culturales de Europa. Asignándole una
renta de 3000 florines, el emperador nombró a Tycho Brahe matemático
imperial, trasladando a Praga los grandes instrumentos astronómicos
que se habían quedado en la isla de Hven.
Cuando
aún continuaba vigente la pelea por la autoría del nuevo sistema
cosmológico entre Tycho y Ursus, Johannes Kepler acababa de publicar
su Mysterium
Cosmographicum, enviando
sendos ejemplares a
ambos astrónomos. Mientras que Kepler nunca recibió respuesta de
Ursus (pero que en cambio usó los escritos de Kepler en su propio
beneficio), Tycho, consciente de la valía del joven Kepler, inició
correspondencia con él, instándole a visitarle en Praga a fin de
aplicar sus descubrimientos geométricos a su sistema.
Kepler
era profesor de matemáticas en la ciudad de austriaca de Graz y
también un convencido protestante, que se vio obligado a abandonar
Estiria cuando el ultracatólico archiduque Fernando quiso eliminar
toda influencia de la Reforma. Gracias a la mediación del barón
Hoffman, consejero del emperador Rodolfo II, Johannes Kepler y Tycho
Brahe se entrevistaron por primera vez el 4 de febrero de 1600. Desde
el principio las relaciones entre ambos fueron tensas: Kepler,
consciente de su capacidad, tenía necesidad de un cargo remunerado y
planteaba exigencias que a Tycho Brahe le parecían excesivas, como
el acceso total a sus preciados datos. Finalmente Tycho se ofreció a
pagarle a Kepler el traslado desde Graz y medió con el emperador,
que le concedió una residencia a la que se mudó la familia Kepler
en febrero de 1601. Finalmente éste fue recibido por el emperador,
quien le ofreció un puesto como ayudante de Brahe con el cometido
concreto de recopilar unas nuevas tablas de posiciones estelares, que
serían posteriormente conocidas como Tablas
rudolfinas.
Esta
colaboración no duró mucho tiempo ya que el 13 de octubre Tycho
Brahe cayó gravemente enfermo. El
que había sido su discípulo durante dieciocho meses y que sería su
sucesor en el cargo de matemático imperial, nos cuenta el fin de
Tycho Brahe:
El
13 de octubre, Tycho Brahe, en compañía del maestro Minkowitz,
acudió a cenar en casa del ilustre Rosenberg, y retuvo sus aguas más
allá de lo que exige la cortesía. Al beber más, sintió que la
tensión de su vejiga se incrementaba, pero puso la educación por
delante de su salud. Cuando regresó a su casa, apenas fue capaz de
orinar.
Tras
cinco noches sin dormir, seguía sin poder soltar su agua sin
experimentar grandes
dolores, e incluso así la evacuación era difícil. El insomnio prosiguió, con fiebre interna que
desembocó gradualmente en delirio, y la comida que comía, y que no podía retener,
exacerbaba el mal. El 24 de octubre, su delirio cesó durante varias horas, la naturaleza
venció y expiró pacíficamente entre los consuelos, plegarias y lágrimas de su gente.
dolores, e incluso así la evacuación era difícil. El insomnio prosiguió, con fiebre interna que
desembocó gradualmente en delirio, y la comida que comía, y que no podía retener,
exacerbaba el mal. El 24 de octubre, su delirio cesó durante varias horas, la naturaleza
venció y expiró pacíficamente entre los consuelos, plegarias y lágrimas de su gente.
En
las horas que recobró la lucidez, Tycho encomendó a Kepler la tarea
de terminar las Tablas rudolfinas cediéndole la
responsabilidad de conservar todos sus datos astronómicos con el
encargo expreso de que demostrara en base a ellos la validez de su
modelo del universo frente al de Copérnico.
Como
correspondía a un gran noble Tycho Brahe fue enterrado, rodeado de
gran ceremonia, el 4 de noviembre de 1601 en la Iglesia de Nuestra
Señora de Tyn de Praga, donde todavía se encuentra su tumba.
Tras
la muerte de Brahe las medidas sobre la posición de los planetas
pasaron a posesión de Kepler, y las medidas del movimiento de Marte,
en particular de su movimiento retrógrado, fueron esenciales para
que pudiera formular las tres leyes que rigen el movimiento
planetario. Posteriormente, estas leyes sirvieron de base a la ley de
gravitación universal de Isaac Newton.
Lamentablemente
todo el instrumental astronómico de Tycho y que había servido para
acceder a tantos datos celosamente guardados por la naturaleza quedó
viejo, inutilizado, y fue quemado durante la Guerra de los Treinta
Años.
En
los momentos delirantes de sus últimos días, Tycho no paraba de
repetir una frase que pasaría a la historia como símbolo de lo que
había hecho y lo que quería que se hiciese: Ne frusta vixisse
videar: “Que no parezca que he vivido en vano”. La
ciencia astronómica no sólo sabe que Tycho no vivió en vano
sino que la Ciencia le debe parte de su evolución.
MAG
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