Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher nació en 1768 en la actual ciudad polaca (entonces prusiana) de Wroclaw. Su padre era un clérigo reformado, calvinista, capellán del ejército de Federico el Grande. Friedrich se educó en las escuelas moravas, que le inculcaron a través del pietismo un sentido profundo de la vida religiosa. Se inició en la lectura de los clásicos griegos y latinos. En 1787 ingresó en la Universidad de Halle, donde cursó estudios superiores de Teología estudiando con afán a Platón, a Aristóteles, a Spinoza, a Kant, a Fichte y a Jacobi, ordenándose al ministerio en 1790. Es tutor de la famila del conde Dohna en Prusia Oriental y posteriormente pasa a ser ministro en la ciudad prusiana de Lansberg. En 1796 se establece como predicador en Berlin; comienza a traducir las obras de Platón y entabla amistad con algunos de los más significados representantes del romanticismo alemán, especialmente con Friedrich von Schlegel, siendo para éste el intérprete religioso del punto de vista romántico que Schlegel mismo personifica.
En
1799 escribe su “Discurso
a la religión a las personas cultas y a las que las desdeñan”
(Über
die Religion. Reden an die Gebildeten unter ihren Verächtern)
que le dio una reputación sólida a nivel nacional. Al año
siguiente publica Soliloquios,
donde manifiesta su cuidadosa absorción del espíritu romantico y
las direcciones éticas por donde habrá de deambular
intelectualmente en el futuro, como en su “Esbozo de una critica a
la anterior teoría ética” (Grundlinien
einer Kritik der bisherigen Sittenlehre) 1803).
En
1804 Schleiermacher, a pesar de ser calvinista, fue invitado a
enseñar ética filosófica o ética de la cultura, teología, nuevo
testamento y hermenéutica en la universidad luterana de Halle. Para
1810 ejerce como profesor de teología en la Universidad de Berlin,
donde el resto de su vida fue profesor de teología dogmatica,
teología y critica del nuevo testamento, hermeneutica, historia de
la filosofía, etica y dialéctica entre otras materias. Abogó por
la unión de las iglesias calvinistas y luteranas en Prusia y predicó
contra el expansionismo francés de Napoleón y a favor de reformas
sociales internas.
En 1809 Schleiermacher se casó con Henriette von Willich, viuda del pastor Ehrenfried von Willich, quien era madre de dos hijos y tendría otros cuatro más.
La “Fe cristiana” (Christliche Der Glaube nach den Grundsätzen Evangelischen der Kirche im Zusammenhange dargestellt) apareció en 1821-1822 y fue revisada entre 1830 y 1831. Junto con el breve resumen de los Estudio de la Teología (1ª edición, 1811) y las dos cartas abiertas, relativas a la edición revisada de “La Fe cristiana”, que Schleiermacher escribió en 1829 a un amigo cercano, el Dr. Lücke, (Sendschreiben über Glaubenslehre), “La fe cristiana” manifiesta no sólo el pensamiento de Schleiermacher sobre la doctrina cristiana y cuestiones teológicas de fondo, sino también su concepción de la organización de las disciplinas teológicas y de la teología sistemática en sí misma.
Como
pensador romántico sustentaba que en lo absoluto se da la unidad
plena de lo finito y lo infinito, unidad que solamente puede ser
captada a través de la dialéctica, entendida más al modo platónico
que al modo fichteano o hegeliano. Pero el conocimiento del verdadero
ser no puede reducirse a la mera ciencia, ante la que Schleiermacher
proclama la plena autonomía de la religión sobre la filosofía y
sobre la moral. Y ello porque, por una parte, la filosofía o la
ciencia, guiada por su ideal racionalista, aspira a conocer, mientras
que, por otra parte, la moral, inspirada por el voluntarismo, aspira
a modificar y mejorar el mundo. La religión, en cambio, no aspira ni
al conocimiento ni a la modificación, ya que no es producto ni del
intelecto ni de la voluntad, sino que surge directamente del
sentimiento de lo infinito, que es un sentimiento de dependencia
absoluta. La esencia de lo religioso, y ahí radica su plena
autonomía, sólo puede aprehenderse por la intuición de lo
infinito, por la vinculación inmediata del individuo con lo
infinito. Por ello, y en la medida en que la religión es sentimiento
de lo infinito, afirma que Spinoza, lejos de ser considerado ateo,
como era calificado frecuentemente, debe ser considerado como el
pensador más religioso, ya que en él está presente este
sentimiento de dependencia absoluta de lo infinito que se realiza en
todo lo finito. Este sentimiento de lo infinito se expresa también
de infinitas maneras, lo que da explicación de la diversidad de
religiones y de experiencias religiosas, cada una de las cuales es
una manifestación, más o menos desarrollada del único sentimiento
general de lo religioso.
Puesto
que Dios es esencialmente incognoscible, abandona toda pretensión
teológica y sustenta la religión en el puro sentimentalismo. Por
ello mismo rechaza todo dogma religioso, y recalca la absoluta
historicidad del hombre, así como toda formulación dogmática o
teológica, que deben ser entendidas e interpretadas (hermenéutica)
en su radical y absoluta historicidad. Para Scheleiermacher, la tarea
de la hermenéutica era “entender el discurso tan bien como el
autor, y después mejor que él”. Intentó presentar una teoría
coherente sobre el proceso de interpretación de los textos.
La
teología es una asignatura de tipo histórico, cuyo oficio es
informarnos de la experiencia religiosa de cada nueva generación. Su
concepción ética se fundamenta también en esta concepción de la
absoluta historicidad. No es una ética de imperativos, sino que se
basa en las realizaciones concretas de los hombres y de sus
conquistas por unificar la razón y la naturaleza. De esta manera su
ética aparece como una especie de filosofía de la cultura. Pero el
aspecto más influyente de la filosofía de este teólogo es, sin
duda, su contribución a la formulación de la teoría hermenéutica.
Schleiermacher
rechaza la teología racional, en cuanto el objeto de la teología es
Dios como el Incognoscible. El conocimiento humano sólo conoce
distinguiendo los contrarios, y Dios es la misma indiferencia de
todos los contrarios. Tampoco le es válida la teología revelada, ni
la moral, con base en Kant, con lo que deja muy mal parada la
teología. De hecho, la teología es una labor imposible, lo único
que queda es hacer filosofía de la religión. Schleiermacher no
especula sobre Dios, sino sobre la religión. Afirma que la religión
no se funda en el conocimiento, ni en la voluntad, ni siquiera en la
convicción moral. Sólo puede fundarse en el sentimiento. La
filosofía de la religión de Schleiermacher es filosofía del
sentimiento religioso. La religión nace del sentimiento de
dependencia absoluta. El hombre se siente absolutamente insuficiente.
Dios es el ser del que dependemos, el que sostiene nuestra radical
insuficiencia. No sabemos si es personal o impersonal, natural o
sobrenatural; lo único que nos es dado es esta nuestra absoluta
dependencia, captada mediante el sentimiento religioso, en el cual va
implicado todo el ser del hombre.
Puesto
que la religión es competencia exclusiva del sentimiento, los dogmas
no pertenecen al contenido religioso. Al tomar este camino, rompió
con la teología paulina y reformada, al negar el pecado original y
la subsiguiente corrupción de la naturaleza humana y sostener que la
justicia y el pecado han coexistido siempre en el ser humano. Para
él, la cristología tradicional había perdido el tiempo en
discusiones sobre la persona y la obra de Cristo, en lugar de la
experiencia inmediata de la redención misma, donde Cristo es el
ejemplo ideal y, al mismo tiempo, la fuente de la “consciencia de
Dios” con la que se vence al pecado. Su eclesiología consiste en
que los creyentes experimentan la regeneración (es decir, según él,
la adquisición de la consciencia que Cristo tenía de Dios) en la
vida corporativa de la iglesia de cada época, más bien que mediante
la fe en los hechos históricos de la muerte y resurrección de
Cristo. Hegel va a protestar vigorosamente contra esta teoría de la
fe cristiana, que juzga su disolución definitiva, aunque
Schleiermacher nunca pretendió negar el contenido específico de la
fe cristiana: lo que buscaba era proveer un fundamento religioso de
validez universal, que define así:
" La religión renuncia a cualquier pretensión en todo lo que pertenezca a la metafísica y a la moral. No busca terminar y explicar el universo como lo hace la metafísica. No busca perfeccionarlo y terminarlo con el desarrollo de la libertad como hace la moral. En esencia, [la religión] no es ni pensamiento ni acción, es contemplación intuitiva y sentimiento. "
Friedrich
Ernst Daniel Schleiermacher, fundador del protestantismo liberal,
falleció en 1834 en Berlín. Su trabajo marcó los puntos cardinales
del ulterior desarrollo de la teología y la filosofía de la
religión. Fue un apologista cristiano de su época. Su redefinición
de la teología cristiana ejerció su impacto más fuerte en el tema
de la autoridad. Según él, ninguna autoridad, ya sea de la Biblia,
de los credos o de la Iglesia, debe prevalecer sobre la experiencia
inmediata de los creyentes. Esto le llevó a rechazar, por
irrelevantes, doctrinas bíblicas tales como la concepción virginal
de Cristo, la Trinidad y la Segunda Venida. Las ideas de
Schleiermacher contribuyeron al fracaso del deísmo ilustrado del
siglo XIX, pero también al surgimiento del liberalismo. Su ética
aparece como una especie de filosofía de la cultura que tuvo gran
influencia sobre Dilthey. Pero el aspecto más influyente de la
filosofía de este teólogo es, sin duda, su contribución a la
formulación de la teoría hermenéutica.
MAG
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