lunes, 19 de mayo de 2014

Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher


Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher nació en 1768 en la actual ciudad polaca (entonces prusiana) de Wroclaw. Su padre era un clérigo reformado, calvinista, capellán del ejército de Federico el Grande. Friedrich se educó en las escuelas moravas, que le inculcaron a través del pietismo un sentido profundo de la vida religiosa. Se inició en la lectura de los clásicos griegos y latinos. En 1787 ingresó en la Universidad de Halle, donde cursó estudios superiores de Teología estudiando con afán a Platón, a Aristóteles, a Spinoza, a Kant, a Fichte y a Jacobi, ordenándose al ministerio en 1790. Es tutor de la famila del conde Dohna en Prusia Oriental y posteriormente pasa a ser ministro en la ciudad prusiana de Lansberg. En 1796 se establece como predicador en Berlin; comienza a traducir las obras de Platón y entabla amistad con algunos de los más significados representantes del romanticismo alemán, especialmente con Friedrich von Schlegel, siendo para éste el intérprete religioso del punto de vista romántico que Schlegel mismo personifica.

En 1799 escribe su “Discurso a la religión a las personas cultas y a las que las desdeñan (Über die Religion. Reden an die Gebildeten unter ihren Verächtern) que le dio una reputación sólida a nivel nacional. Al año siguiente publica Soliloquios, donde manifiesta su cuidadosa absorción del espíritu romantico y las direcciones éticas por donde habrá de deambular intelectualmente en el futuro, como en su “Esbozo de una critica a la anterior teoría ética” (Grundlinien einer Kritik der bisherigen Sittenlehre) 1803).

En 1804 Schleiermacher, a pesar de ser calvinista, fue invitado a enseñar ética filosófica o ética de la cultura, teología, nuevo testamento y hermenéutica en la universidad luterana de Halle. Para 1810 ejerce como profesor de teología en la Universidad de Berlin, donde el resto de su vida fue profesor de teología dogmatica, teología y critica del nuevo testamento, hermeneutica, historia de la filosofía, etica y dialéctica entre otras materias. Abogó por la unión de las iglesias calvinistas y luteranas en Prusia y predicó contra el expansionismo francés de Napoleón y a favor de reformas sociales internas.

En 1809 Schleiermacher se casó con Henriette von Willich, viuda del pastor Ehrenfried von Willich, quien era madre de dos hijos y tendría otros cuatro más.

La “Fe cristiana” (
Christliche Der Glaube nach den Grundsätzen Evangelischen der Kirche im Zusammenhange dargestellt) apareció en 1821-1822 y fue revisada entre 1830 y 1831. Junto con el breve resumen de los Estudio de la Teología (1ª edición, 1811) y las dos cartas abiertas, relativas a la edición revisada de “La Fe cristiana”, que Schleiermacher escribió en 1829 a un amigo cercano, el Dr. Lücke, (Sendschreiben über Glaubenslehre), “La fe cristiana” manifiesta no sólo el pensamiento de Schleiermacher sobre la doctrina cristiana y cuestiones teológicas de fondo, sino también su concepción de la organización de las disciplinas teológicas y de la teología sistemática en sí misma.

Como pensador romántico sustentaba que en lo absoluto se da la unidad plena de lo finito y lo infinito, unidad que solamente puede ser captada a través de la dialéctica, entendida más al modo platónico que al modo fichteano o hegeliano. Pero el conocimiento del verdadero ser no puede reducirse a la mera ciencia, ante la que Schleiermacher proclama la plena autonomía de la religión sobre la filosofía y sobre la moral. Y ello porque, por una parte, la filosofía o la ciencia, guiada por su ideal racionalista, aspira a conocer, mientras que, por otra parte, la moral, inspirada por el voluntarismo, aspira a modificar y mejorar el mundo. La religión, en cambio, no aspira ni al conocimiento ni a la modificación, ya que no es producto ni del intelecto ni de la voluntad, sino que surge directamente del sentimiento de lo infinito, que es un sentimiento de dependencia absoluta. La esencia de lo religioso, y ahí radica su plena autonomía, sólo puede aprehenderse por la intuición de lo infinito, por la vinculación inmediata del individuo con lo infinito. Por ello, y en la medida en que la religión es sentimiento de lo infinito, afirma que Spinoza, lejos de ser considerado ateo, como era calificado frecuentemente, debe ser considerado como el pensador más religioso, ya que en él está presente este sentimiento de dependencia absoluta de lo infinito que se realiza en todo lo finito. Este sentimiento de lo infinito se expresa también de infinitas maneras, lo que da explicación de la diversidad de religiones y de experiencias religiosas, cada una de las cuales es una manifestación, más o menos desarrollada del único sentimiento general de lo religioso. 
 
Puesto que Dios es esencialmente incognoscible, abandona toda pretensión teológica y sustenta la religión en el puro sentimentalismo. Por ello mismo rechaza todo dogma religioso, y recalca la absoluta historicidad del hombre, así como toda formulación dogmática o teológica, que deben ser entendidas e interpretadas (hermenéutica) en su radical y absoluta historicidad. Para Scheleiermacher, la tarea de la hermenéutica era “entender el discurso tan bien como el autor, y después mejor que él”. Intentó presentar una teoría coherente sobre el proceso de interpretación de los textos. 
 
La teología es una asignatura de tipo histórico, cuyo oficio es informarnos de la experiencia religiosa de cada nueva generación. Su concepción ética se fundamenta también en esta concepción de la absoluta historicidad. No es una ética de imperativos, sino que se basa en las realizaciones concretas de los hombres y de sus conquistas por unificar la razón y la naturaleza. De esta manera su ética aparece como una especie de filosofía de la cultura. Pero el aspecto más influyente de la filosofía de este teólogo es, sin duda, su contribución a la formulación de la teoría hermenéutica.
Schleiermacher rechaza la teología racional, en cuanto el objeto de la teología es Dios como el Incognoscible. El conocimiento humano sólo conoce distinguiendo los contrarios, y Dios es la misma indiferencia de todos los contrarios. Tampoco le es válida la teología revelada, ni la moral, con base en Kant, con lo que deja muy mal parada la teología. De hecho, la teología es una labor imposible, lo único que queda es hacer filosofía de la religión. Schleiermacher no especula sobre Dios, sino sobre la religión. Afirma que la religión no se funda en el conocimiento, ni en la voluntad, ni siquiera en la convicción moral. Sólo puede fundarse en el sentimiento. La filosofía de la religión de Schleiermacher es filosofía del sentimiento religioso. La religión nace del sentimiento de dependencia absoluta. El hombre se siente absolutamente insuficiente. Dios es el ser del que dependemos, el que sostiene nuestra radical insuficiencia. No sabemos si es personal o impersonal, natural o sobrenatural; lo único que nos es dado es esta nuestra absoluta dependencia, captada mediante el sentimiento religioso, en el cual va implicado todo el ser del hombre. 
 
Puesto que la religión es competencia exclusiva del sentimiento, los dogmas no pertenecen al contenido religioso. Al tomar este camino, rompió con la teología paulina y reformada, al negar el pecado original y la subsiguiente corrupción de la naturaleza humana y sostener que la justicia y el pecado han coexistido siempre en el ser humano. Para él, la cristología tradicional había perdido el tiempo en discusiones sobre la persona y la obra de Cristo, en lugar de la experiencia inmediata de la redención misma, donde Cristo es el ejemplo ideal y, al mismo tiempo, la fuente de la “consciencia de Dios” con la que se vence al pecado. Su eclesiología consiste en que los creyentes experimentan la regeneración (es decir, según él, la adquisición de la consciencia que Cristo tenía de Dios) en la vida corporativa de la iglesia de cada época, más bien que mediante la fe en los hechos históricos de la muerte y resurrección de Cristo. Hegel va a protestar vigorosamente contra esta teoría de la fe cristiana, que juzga su disolución definitiva, aunque Schleiermacher nunca pretendió negar el contenido específico de la fe cristiana: lo que buscaba era proveer un fundamento religioso de validez universal, que define así:

"
La religión renuncia a cualquier pretensión en todo lo que pertenezca a la metafísica y a la moral. No busca terminar y explicar el universo como lo hace la metafísica. No busca perfeccionarlo y terminarlo con el desarrollo de la libertad como hace la moral. En esencia, [la religión] no es ni pensamiento ni acción, es contemplación intuitiva y sentimiento. "

Friedrich Ernst Daniel Schleiermacher, fundador del protestantismo liberal, falleció en 1834 en Berlín. Su trabajo marcó los puntos cardinales del ulterior desarrollo de la teología y la filosofía de la religión. Fue un apologista cristiano de su época. Su redefinición de la teología cristiana ejerció su impacto más fuerte en el tema de la autoridad. Según él, ninguna autoridad, ya sea de la Biblia, de los credos o de la Iglesia, debe prevalecer sobre la experiencia inmediata de los creyentes. Esto le llevó a rechazar, por irrelevantes, doctrinas bíblicas tales como la concepción virginal de Cristo, la Trinidad y la Segunda Venida. Las ideas de Schleiermacher contribuyeron al fracaso del deísmo ilustrado del siglo XIX, pero también al surgimiento del liberalismo. Su ética aparece como una especie de filosofía de la cultura que tuvo gran influencia sobre Dilthey. Pero el aspecto más influyente de la filosofía de este teólogo es, sin duda, su contribución a la formulación de la teoría hermenéutica.

MAG






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